-Pollo en trocitos, suficiente para tí y unos cuantos compañeros vagos que no estén dispuestos a cocinar ese día.-Aceite
-Sal
-3 ó 4 dientes de ajo (dependiendo de la cantidad de pollo y de compañeros vagos)
-Un vasito de vino blanco, ajerezado a ser posible.
-Perejil
Echamos un poco de aceite en una sarten (sí, esa cosa redonda con mango). Cuando esté caliente doramos los ajos partidos en trozos, procurando que no se quemen, que luego amargan. Cuando estén doraditos, añadimos el pollo, al que habremos salado convenientemente. Le damos vueltas hasta que se dore por todos lados. Como la piel del pollo suelta bastante grasa, tienes dos opciones: O le quitas la piel antes de cocinar, cosa que seguro que te da asco, o quitas un poco de grasa una vez esté dorado. O mira, no le quitas nada y mojas pan en ella, que todo alimenta y ya te tomarás luego un danacol. Bueno, llegados a este punto, le echas el vino a la sartén, la tapas y lo dejas cocer lentito, hasta que veas que la carne se va despegando del hueso y el vino se ha evaporado casi todo, que no lo vamos a dejar seco, que hay que rellenar el estómago con el moje panero. Echamos perejil picadito por encima y... A comer!
